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sábado, 1 de mayo de 2010

NACIMIENTO DE FEMINA INFAME


En una de esas noches que es mejor olvidar, decide mirar el vaso medio lleno, en vez de pensar negativamente. Es posible pensar en una terraza, mirando el techo, mientras un Sharpei te gruñe en el rostro porque le estás ocupando su espacio. El Sharpei se llama Sigfrido y es la demostración de aquello que detestás. Es un cánido que mueve el rabo ante la presencia del amo. No agrada esa displicencia, y mucho menos agrada esa imagen de la codependencia. A eso se le agrega que no es grato ver una cara en la que los pliegues le cubren el rostro. Lo mirás con los ojos idos por haber tomado y fumado. La hamaca parece ser un capullo. En tu pasado te has metido en más de una hamaca, y totalmente de la cabeza, has gritado “SOY UN CAPULLO” en obvia alusión a la ‘Larva’ personificada por Pipo Cippolatti en la ‘TV AtaKa’. Ya no eres la niña de ese momento adolescente ahora eres una adolecida por la vida, ergo es un buen momento para que te incorpores de esa hamaca y reflexiones acerca de qué estás haciendo. Por un lado, tenés los mensajes de la coneja amiga. Por otro, los gritos pelados de la pequeña amiga quien te cuestiona tu modus operandi, a la par que engulle una pizza doblada para instantáneamente clavarse otra. En eso, das una segunda pitada al cigarrillo mentolado. Mirás la luna que parece que llamara al agua, -es un problema puesto que te planchaste el pelo, y no te agrada jugar al pool con pelo mitad lacio extremo, mitad oveja ‘Dolly’- y caés en la cuenta de que su novio te dice zezeozamente que “sos un Cocodrilo”. Reflexionás acerca de la cercanía de ese reptil con tu delicadeza, y tu forma de conducirte en la existencia. A eso, el muchacho le agrega que te comportás como cocodrilo porque es el animal que se caracteriza por hacerse pasar por muerto para dar un batacazo. La pregunta que te hacés es qué tan inmovilizada estás (cierto que la cerveza roja te cae como el orto, y que te fumaste las flores negras, y que no da….), tratás de seguir la charla, pero te fuiste a la mierda. Sacan las dos al perro mientras fuman un pucho en Lezica –pasaje tristonio y lleno de gentuza-. Y cuando se quieren dar cuenta, están en Parque Rivadavia hablando de natación. No volviste a ir a natación porque volviste a mandarte la cagada con el entrenador. (Sos bastante pelotuda, puesto que no sólo no conseguiste la tomada en serio, sino que te garantizaste que el 15 de mayo, quedes como el orto). Sin embargo, ese no es tu pensamiento. En realidad tu cabeza es como un caleidoscopio de emociones. La semana fue bastante extraña. No entendés por qué cotidianamente te llama (¿para quéeeee?), y casi tenés una recaída…suerte que tus vecinos están para banKarte. Siempre fue bueno (vos fuiste una hija de puta con él…pero bueh…siempre fue esa postura ante la vida, de ir eligiendo infelices en vez de darle un changüí a los ‘buenitos’). Te cocina, sigue siendo bueno y te cae mal. Nadie se clava ‘panzottis’ en un encuentro. Las pastas se comen con los amigos. Los días de amigas se cocina pastas. Bah, ellas lo hacen porque vos nunca moviste un puto dedo, salvo para insertar música en el dvd. Te das cuenta de que te vas de tema, y que justamente tus digresiones te hacen perder el foco de aquello que estabas pensando. Ahí caés que hasta que no modifiques eso, no vas a firmar ningún libro en la Feria del Libro. Recordás que el infeliz geográficamente potable deja de ser potable para convertirse en un potus. Y para colmo de males el microbio amigo tiene el tupé de irse de fin de semana con ‘la legal’ ergo, a buscar alguien para ir al cine y Feria del Libro. En eso te das cuenta de que no tenés un mango, y que tu tarjeta está por explotar. No pagaste el teléfono y el gas. Eso es una demostración de lo que se ha convertido tu vida: INCOMUNICACIÓN – Y FALTA DE GAS, HÁLITO VITAL. Tratás de reincorporarte, dignísimamente cuando te das cuenta de que te morís de ganas de algo dulce. Para ese momento, no entendés qué hacés en plena calle Acoyte. Una y media de la mañana y te esperaban a las once. Como siempre quedando como el orto. Ergo, a buscar un lugar donde comprar un vino (es la una, ineptitud de mujer) y conseguís dos ‘Carcassone’, sabiendo que tu despertar va a ser como el del Jorobado de Notre Dame, con el ojo hinchado, dado vuelta y el cuello deforme. Llegás, te arrojan la llave. El temas es que tus problemas motrices te impiden acceder a la apertura porteril. Afortunadamente viene el portero en tu ayuda. Ya te conoce (qué horror) y te hace entrar con una mirada picarona. Subís con los vinos. Te ponés a pensar en el ascensor qué tan arruinada estás. “Suficiente” parece decir el espejo. Te esperan con alegría. Sólo querés dormir. Te espera una charla de esas profundísimas…y te dicen de ir a caminar (detestas caminar, por otra parte, en el andar se nota tu mareo…deberías haber ingerido algo sólido, no da almorzar y cenar barritas de cereal, salvo que te creas que sos un animal de granja). Tenés que caminar ahora de Primera Junta de vuelta (devuelta) hacia Río de Janeiro. Te reís de Janeiro, y no te entendieron el chiste. Te callás para no seguir siendo la imagen de la derrota. Decís que sería ideal tomar un helado. Acotan: “no era que no te gustan las cosas dulces y que engorda”, te das cuenta de que no es el mejor momento para ponerte a explicar por qué razón querés un helado, y ahí lanzás la frase destructora “Che, boluda, te diste cuenta de que acaba de pasar tu ex con la mujer?”. Acto seguido, termina la caminata, continúan lagrimones y sos feliz porque estás en el departamento abriendo un vino Carcassone, mientras la otra persona llora frente a su tele que todavía no está conectada, y ante sus muebles bellísimos. Ergo, comienza la charla importante…(je, todo era una gran actuación) y lanzás el tópico terrible: “A mi amiga la tarotista le dijo que Mayo iba a ser SU mes y que encontraría el amor”. Acto seguido, aclarás que en este momento vos estás tirando paredes y pateando calefones para cambiarlos por termotanques, y le preguntás si realmente somos boludas de nacimiento o hicimos un curso para graduarnos. Terminan ambas ebrias nuevamente, salvo que ella termina como siempre haciendo una limpieza de su casa, y vos ya exorcizaste tu humor. Te vas a dormir cual foca y encima se te ocurre algo. Mientras la cabeza te parece una calesita, te das cuenta de que la culpa de todo la tienen ellos. No podés explicar bien, son ideas…son teorías, es una anagnórisis (a la que continúa un vómito verde por las barritas de cereal de manzana) y te das cuenta de que hay que tener un registro de todas las situaciones interpersonales que sirvan para desfenestrar, denunciar y encima de todo, demostrar que la culpa de todo la tienen los tipos. Que tu amiga es realmente una mina de oro, y no puede estar llorando (ok ok, fuiste el catalizador) pero que un mina tan buena no puede estar así. Que tampoco lo merece Sylvia, mucho menos Pauli, y ni que hablar toda la serie de Floras, Claus, Mats, y etc de personas que hablan de sus peleas con mamíferos de cromosomas XY. Y entonces, pensás que ser FEMINA INFAME, es ser anagrama, es ser justamente un nuevo ser que se posiciona frente al universo de la discursividad (sin sacarle espacio a LUDIMAGISTER). Y ahí recordas que la palabra INFAME hace referencia a la FAMA en tanto nominalización del discurso del otro. Y entonces te diste cuenta de que empieza una nueva etapa: COMPROBACIÓN DE LA TEORÍA DE QUE HAY QUE HACER UN NUEVO FEMINISMO DE LA DIFERENCIA, HAY QUE CONCIENTIZAR SOCIALMENTE…y te caés redonda en la cama…

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