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jueves, 10 de marzo de 2011

RESIGNIFICACIÓN MITOLÓGICA....¿QUÉ PASARÍA SI KALIPS, KIRKE SE ENCUENTRAN CON PENE, DIGO PENÉLOPE?"




“Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos
que anduvo errando muy y mucho después de la Guerra de Troya
vio hombres y mujeres, en su mayoría ninfas,
conoció su talante y de repente, en el mar y en un extenso periplo
trató de regresar a su isla con sus hombres,
pero ¡Ay desdichado, él! No sólo perdió a sus compañeros de viaje
sino que se quedó solo en el mar, y las embravecidas olas
que lo llevaron a diferentes costas de las que ni él, astuto en ardides,
pudo entender (ni escapar)”


El amanecer en la isla de Kalipso era como todos los amaneceres mediterráneos. El cielo tendía su manto rosado para darle presencia, a Eos, la de dedos de rosa, para que el nuevo día tuviera un buen augurio. Hacía años que la isla estaba casi deshabitada. Se dice casi, porque Ulises, luego de un año de haber permanecido en esa isla, por decisión de los dioses y una ridícula Asamblea, decidieron que debería el héroe epónimo retornar a la isla de Ítaca, (Isla de pastores, rústica si las hay!) junto a su venerada (y no venerable) Penélope que desde hacía unos cuantos años andaba tras el paradero de su marido, rezándole a los dioses para que se lo devolviesen sano y salvo (y sin ninguna enfermedad de transmisión sexual).


Se dice que Kalypso, divina entre las diosas, mantenía al infeliz Odiseo deseando que fuera suyo. Lo que la Odisea no relata, es que en definitiva, ella fue la que se cargó un hacha al hombro para ayudarlo a construir una balsa y que ese vago inefable (que lo único que hacía era idolatrar lo inexistente se tomara el palo de la isla). Ella había sido advertida en reiteradas oportunidades por los dioses del Olympo, pero bastó que un poco de presión ejercida por Hermes la ayudara a tomar la decisión que debía haber tomado desde hacía por lo menos un año, cuando ese forastero arribó a su isla pidiendo ayuda para no seguir “en bolas y a los gritos sin hogar”. Y, por otra parte, cuando el muy infame se pasó un año prometiendo el oro y el moro, hasta que ella le ofreció el vino de la inmortalidad y el muy cagón empezó a mirar el mar para huir como siempre lo hizo desde que participó en Troya.

Porque si algo debemos decir de este héroe, el astuto en ardides, (su epíteto más famoso) es que logró hacerse famoso por el arte de la mentira. Hasta tal punto, que él se creía sus propias mentiras. Bastante difícil le fue en el palacio de Alcinoo andar diciendo que era él el de la treta del caballo de Troya, y mucho menos andar contando que él fue el que dejó que sus compañeros murieran en alta mar (y menos contar el episodio en la isla de Eea, donde habitaba Circe –KIRKÉ, en griego- que era algo para ocultar de forma necesaria ya que si su mujer se enteraba que aparte de haberse curtido a Kalypso, encima anduvo en otra isla, haciéndose el galán de feria con Kirké, Penélope poco creería en la fidelidad de su consorte).




Pero Kalypso, divina entre las diosas, había sido advertida. Dicen que las mujeres tienen un sexto sentido para comprender cuando están frente a un mentiroso con pocos valores. Cuentan los rapsodas, que para preparar la tragedia de la caída de Illión, Ulises el muy cobarde, no tenía ni dos gramos de ganas de ir, entonces se escudó en que era un gran padre y gran esposo, por lo que no estaba interesado en ir a una guerra. Pero como la guerra es lo que determina la hombría de los verdaderos ´heroes´, el fecundo en mentiras, se hizo pasar por loco para no ser convocado al ejército de los Átridas. (Si con ese pequeño detalle, la gansa de Kalypso le dio albergue, ya era por muliebris impotentia pura, lo que en el barrio se lo denomina plenamente “estupidez”). Sin embargo, hubo otra antes que Kalypso que se dio cuenta al toque de las características del héroe que se hacía llamar “Nadie” (porque todavía no había descubierto que podía ser “todos y ninguno” en la vida de las personas) y esa fue Kirke o Circe según los traductores.

Cuentan que en la Isla de Eea, habita Kirke, la de las lindas trenzas, la terrible diosa dotada de voz, hermana carnal de Eetes, es decir ambos hijos de Helios, el que lleva la luz a los mortales y de Perses, la hija del Océano. Su prima, dicen que era Medea, famosa por haber tejido un vestido envenenado que prendió fuego a la prometida de Jasón, cuando a éste gracioso se le ocurrió abandonarla por Glauce, una chirusita de Corinto. Pero mis queridos lectores, no nos desviemos del tema en cuestión. El hecho fue que una tarde, mientras se celebraba uno de los banquetes que solía celebrar Kirke en honor de sus amistades y de sus animalitos. Porque si algo tenía de divina esta diosa, era una bella varita, con la que transformaba a los hombres de acuerdo a su esencia en animalitos. Supónganse que de repente, si se encontraba frente a un hombre con hongos en los pies, instantáneamente éste era transformado en cerdo; en el caso de encontrar un hombre con valentía, era transformado en león. Pero frente a Ulises, la varita no surtió efecto, pues este estaba avisado de las intenciones de la hechicera, (y la verdad es que podemos suponer que el muy avezado héroe podía llegar a ser transformado en su esencia de sapo, escuerzo, salamandra, axolotl y todo anfibio ya que le gustaba el agua, como a cualquier “nene de mamita” que desea volver al útero materno para evitar los problemas de la adultez).

Pero el episodio que aquí nos compete es otro. Es el del gran encuentro. Estaba Kirke en pleno banquete, rodeada de animalitos y de sus beneméritas amigas cortesanas cuando de repente le avisan de la llegada de un barco. ¿Un barco? Por dios, cuánto hace que mandé al ridículo de Ulises a los brazos de las sirenas para que le digan lo que él desea oír, (en el fondo ella también lo había mandado al Hades pero para que justamente se quedara allí como correspondía a persona que está borrada de la faz de la tierra). Y así es, mis avezados lectores, un barco con una comitiva. Kirke, educada, como corresponde a la hija de un dios, hizo los honores correspondientes e invitó a la comitiva aparentemente “real” a formar parte del banquete cuando de repente se encuentra con una señora frente a ella. Increíblemente, era Penélope. Sí, sí, Penélope, la Tindárea, que había salido a dar una vuelta en una embarcación con algunos cuantos pretendientes entre los que estaba Antinoo y Leodes. Pues parecía, que Penélope, un poco cansada de andar esperando a Ulises decidió salir en una especie de lo que nosotros, en la actualidad llamaríamos “yate” y salió a navegar para tratar de devolverle alguna a su corrupto esposo. Y dando tantas vueltas, un presagio le apareció en un sueño. Ella, que se comunicaba entre sueños con su marido, el ilustre Ulises, de repente dejó de tener la comunicación soñolienta. Entonces, por si las moscas, recurrió al adivino Tiresias, famoso porque es ciego, pero más por ver todas las cosas que pasan y éste, de muy buen grado le dijo: “Sí, Ulises te caga con Kirke, y ella vive en la Isla de Eea, y si querés te paso el celular” (imaginemos que haya ocurrido así, porque la verdad, Penélope que era el modelo de la fidelidad y de la espera constante, era un poquito bizarra apareciéndose en la isla pidiendo explicaciones acerca del comportamiento de su marido, hecho que debería haberlo hablado directamente con él, sin embargo, tal como ocurre en el presente. Ulises andaba un poco desaparecido del mundo, por lo que era necesario recurrir a alguien que le dijera “LA VERDAD”.



Kirké se rió ante la presencia rústica de Penélope y su comitiva real que no eran más que cuatro gatos locos vestidos de blanco ala que aparentaban haber comprado indumentaria en la salada; pero con un linaje apropiado como el que ella tenía, la invitó a tomar asiento provocándose el siguiente diálogo:

P:_“¿Vos sos la que te garchás a mi “novio/marido/ pseudo lo que fuere?”

K:_ . . .

P: _ “No te hagas la zorra, yo sé que él se está acostando con alguien y me dijeron que sos vos”

K: _ . . . (mientras escuchaba la forma de hablar y se daba cuenta de que evidentemente en la Isla de Ítaca era necesaria de forma urgente alguna clase de escuela, primaria secundaria, y o reglamento de buenos modales porque estaba teniendo uno de esos secretos ataques de risa)

P: _”Mirá, si estoy acá es porque quiero a Ulises. Porque estoy enamorada, y hablo con el corazón (Ok, mandá al corazón a la escuela, bruta) y yo me la paso laburando como una pelotuda (¿de qué?, ah cierto, PANADERIA.COM) y yo sé que él está haciendo cualquiera con vos.

K: _ “Realmente, como corresponde a mis códigos, no voy a responder nada. Pues, sería interesante que lo puedas hablar con el propio Ulises y que él te de la información que estás buscando, ya que conmigo no sólo estás mostrando rusticidad, sino patetismo y me esá dando vergüenza ajena este momento. Así que sería interesante que te tomes dos MOLICIE (que serían dos alplax de nuestro momento) y luego intentes hablar serenamente…”

P:_ “Yo no seré tan inteligente, pero hago terapia y psicoanálisis y me doy cuenta de las cosas y de que …. Y yo …y yo sé que él…. Y blablablablablablabla

K: _ “Si sabés tanto psicoanálisis, y tenés tanta terapia hecha…¿por qué no le sacás los signos de interrogación a tu primer pregunta y te volvés a Ítaca poniendo de patitas en la calle al ridículo de Ulises que está pululando hasta con Polifemo? (ya, descompuesta de la risa, evidentemente el vino la estaba relajando a Kirke…)

P:_ “Porque NECESITO a Ulises. Tengo a Telémaco, y NECESITO la figura de una familia. Y yo sé que soy linda y toda la bola, pero NECESITO que esto funcione. Porqu él esta solo en el mar, y yo lo voy a esperar hasta que él pueda hablar. Pero quiero estar segura de que él no se anda acostando con medio Mediterráneo.

Y ahí Kirke, sintió pena por la Tindárea Penélope, que prefería tejer mortajas y destejerlas en vez de enfrentar la verdad: QUE ULISES ERA NADIE, él mismo se había puesto ese nombre para emplear a Polifemo. Y la ira y la burla desapareció. Se dio cuenta de que era tan infeliz ella con su necesidad y agujerito insatisfecho, como la infelicidad de aquel que estaba dando vueltas por el mar con el deseo de volver a la isla pero con el deseo de seguir con sus aventuras por todo el Egeo. Y qué se le va a hacer, frente a una mujer sufriente. Entonces Kirke le dijo todo aquello que ella quería escuchar: la fidelidad de su amado Ulises –que era tan fingida como la estructura que él prometía-, el sueño de Telémaco y la familia feliz, y todo eso que se estaba viniendo abajo como castillo de naipes por culpa de Kirke y la facilidad de bragueta de Ulises.

Kirke sintió pena por aquella que lloraba. Sintió lo más bajo y rebajante del rol de la que se anduvo acostando y la que anduvo meta banquete por mucho tiempo con ese infatuo héroe de copetín. Y hubiese tomado la varita para desaparecerse ella de la escena y dejar que por una vez, el Destino y las Moiras fueran más sabias que la piel. Pero a la inversa, tomando la varita con la mano izquierda, transformó a Penélope y a su séquito en un grupo de gatos de angora, con mucho pelo y con la cara aplastada. Para que recordaran que una cosa es ser felino con bello pelo para ser acariciado, pero otra muy distinta es que la cara te quede aplastada por no tolerar la verdad…

Y en cuanto a lo ocurrido con Ulises, cuentan que luego de Kirke, Kalypso, el canto de las sirenas, la otra Natu, digo Nausicaa…y miles de millones más…dicen los que saben que intentó una última aventura, escapando (como siempre) pero frente a él, encontró una montaña gigantesca que lo terminó devorando y haciendo que las velas de sus barcos perdieran el rumbo. Y pereció bajo su elemento: el mar. Y juro que esto no lo digo yo, lo contó Borges en sus “Nueve ensayos dantescos”. Y el castigo de Ulises es estar en el círculo de los soberbios, alejado de todos, hecho una simple llamita que trata de comunicarse, y no puede hacerlo. Pues era necesaria tanta agua para apagar el fuego de un Nadie, que nunca más se supo de él…

FIN


1 comentario:

  1. No hay nada mas triste que una mujer que no pueda valorarse y deribe sus carencias haciendo responsable de los hechos de su vida a otra mujer, que solo vive la vida como corresponde. Que patetico papel el de penelope

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