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lunes, 1 de agosto de 2011

Charly Garcia - Asesiname.mpg



LIMPIAR LA COMPUTADORA PARECE UNA TAREA SENCILLA, PERO NO LO ES EN LO ABSOLUTO. PORQUE LA ÚLTIMA LIMPIEZA CORRÍA ALLÁ LEJOS Y EN UN ATAQUE DE BRONCA, COMO CUANDO UNO SE MIENTE COMPRANDOSE UN CHOCOLATE CADBURY Y SE VA COMIENDO LA MITAD. PERO NO SÉ A QUÉ VENÍA EN REALIDAD ESTO, SINO QUE TENÍA QUE VER MÁS BIEN CON LA NECESIDAD DE BORRAR COSAS. LA CULPA DE TODO LA TUVO LA MALDITA Y FUCKING PELÍCULA DE "ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS", PORQUE SI YO HUBIERA ELIMINADO POR VEZ PRIMERA LA REMERITA MUSCULOSA CON LA QUE CRUCÉ LA CALLE, DE SEGURO QUE HABRÍA MILES DE COSAS QUE NO TENDRÍA QUE ESTAR PASANDO. HABRÍA ELIMINADO POR EJEMPLO LLORAR Y METERME EL DEDO EN LA BOCA CUANDO SIENTO QUE NO PUEDO CONTROLAR LAS LÁGRIMAS Y QUIZÁS LO MEJOR QUE DEBERÍA HABER HECHO FUE ROMPER TODAS LAS BOLITAS DE ACRÍLICO QUE TIENEN ANIMALITOS QUE ME REGALABA MI PAPA CUANDO ERA CHICA.

EL RAPTO: VAYAMOS A UN POCO DE HISTORIA

El Rapto de las sabinas es un episodio mitológico que describe el secuestro de mujeres de la tribu de los sabinos por los fundadores de Roma.
Según la leyenda, en la Roma de los primeros tiempos había muy pocas mujeres. Para solucionar esto, Rómulo, su fundador y primer rey, organizó unas pruebas deportivas en honor del dios Neptuno, a las que invitó a los pueblos vecinos. Acudieron varios de ellos, pero los de una población, la Sabinia, eran especialmente voluntariosos y fueron a Roma con sus mujeres e hijos y precedidos por su rey.
Comenzó el espectáculo de los juegos y, a una señal, cada romano raptó a una mujer, y luego echaron a los hombres. Los romanos intentaron aplacar a las mujeres convenciéndolas de que sólo lo hicieron porque querían que fuesen sus esposas, y que ellas no podían menos que sentirse orgullosas de pasar a formar parte de un pueblo que había sido elegido por los dioses. Las sabinas pusieron un requisito a la hora de contraer matrimonio: en el hogar, ellas sólo se ocuparían del telar, sin verse obligadas a realizar otros trabajos domésticos, y se erigirían como las que gobernaban en la casa.
Años más tarde, los sabinos, enfadados por el doble ultraje de traición y de rapto de sus mujeres, atacaron a los romanos, a los que fueron acorralando en el Capitolio. Para lograr penetrar en esta zona, contaron con la traición de una romana, Tarpeya, quien les franqueó la entrada a cambio de aquello que llevasen en los brazos, refiriéndose a los brazaletes. Viendo con desprecio la traición de la romana a su propio pueblo, aceptaron el trato, pero, en lugar de darle joyas, la mataron aplastándola con sus pesados escudos. La zona donde, según la leyenda, tuvo lugar tal asesinato, recibió el nombre de Roca Tarpeya, desde la que se arrojaba a los convictos de traición.
Cuando se iban a enfrentar en lo que parecía ser la batalla final, las sabinas se interpusieron entre ambos ejércitos combatientes para que dejasen de matarse porque, razonaron, si ganaban los romanos, perdían a sus padres y hermanos, y si ganaban los sabinos, perdían a sus maridos e hijos. Las sabinas lograron hacerlos entrar en razón y finalmente se celebró un banquete para festejar la reconciliación. El rey de Sabinia Tito Tacio y Rómulo formaron una diarquía en Roma hasta la muerte de Tito.

EL RAPTO: VAYAMOS A LA ETIMOLOGIA

1 Retención de una persona contra su voluntad con el fin de conseguir un rescate: el rapto de un personaje tan famoso conmocionó a la opinión pública. secuestro.
2 Impulso súbito y violento provocado en una persona por una fuerte emoción o sentimiento: una poesía surgida de un rapto de inspiración; dijo cosas horribles en un rapto de ira. arrebato.
3 En las culturas primitivas, acción de llevarse un hombre a una mujer con o sin consentimiento de sus parientes y, generalmente, como ceremonia prematrimonial.

EL RAPTO: VAMOS A ROLAND BARTHES

La pulsión del comentario se desplaza, sigue la vía de las sustituciones. En principio, discurro sobre la relación para el otro; pero también puede ser ante el confidente: de tú paso a él. Y después, de él paso a uno: elaboro un discurso abstracto sobre al amor, una filosofía de la cosa, que no sería pues, en suma, mas que una palabrería generalizada. Retomando desde allí el camino inverso, se podrá decir que todo propósito que tiene por objeto al amor implica fatalmente una alocución secreta.


KARINAAAAAAA ESTABAS POSEÍDA AL HABLAR DE "LA COSA"


Somos nuestros propios demonios

DEMONIOS. A veces le parece al sujeto amoroso que está poseído por un demonio de lenguaje que lo impulsa a herirse a sí mismo y a expulsarse -según una expresión de Goethe- del paraíso que, en otros momentos, la relación amorosa constituye para él.

1.Una fuerza precisa arrastra a mi lenguaje hacia el mal que puedo hacerme a mí mismo: el régimen motor de mi discurso es el piñón libre: el lenguaje actúa como bola de nieve, sin ningún pensamiento táctico de la realidad. Trato de hacerme daño, me expulso a mí mismo de mi paraíso, afanándome en suscitar en mí las imágenes (de celos, de abandono, de humillación) que pueden herirme; y la herida abierta, la mantengo, la alimento con otras imágenes, hasta que otra herida viene a producir el efecto de diversión.

2.El demonio es plural (“mi nombre es Legión”, Lucas, 8, 30), cuando se rechaza a un demonio, cuando por fin le impongo silencio (por azar o por lucha), hay otro que levanta la cabeza a la vera y se pone a hablar. La vida demoníaca de un enamorado es semejante a la superficie de un solfatara; grandes burbujas (candentes y cenagosas) estallan una tras otra; cuando una cae y se apaga, regresa a la masa, otra, más lejos, se forma, se infla. Las burbujas, “Desesperación”, “Celos”, “Incompatibilidad”, “Deseo”, “Comportamiento incierto”, “Miedo a perder la dignidad” (el más avieso de los demonios) hacen “plop” una tras otra, en un orden indeterminado: el desorden mismo de la Naturaleza.

3.¿Cómo rechazar un demonio (viejo problema)? Los demonios, sobre todo si son de lenguaje (¿Y de qué otra cosa serían?), se combaten por el lenguaje. Puedo pues, esperar exorcizar (por mí mismo) la palabra demoníaca que se me sugiere sustituyéndola (si tengo el talento del lenguaje) por otra palabra, más apacible (me encamino a la eufemia). De esta manera: yo creía por fin haber salido de la crisis y he aquí que -favorecido por un largo viaje en automóvil- se apodera de mí un desasosiego, no ceso de agitarme en el pensamiento, el deseo, el disgusto, la agresión del otro; y agrego a estas heridas el desánimo de comprobar que reincido; pero el vocabulario francés es una verdadera farmacopea (veneno por un lado, remedio por el otro): no, no es una recaída, no es sino un último estremecimiento del demonio anterior.

1 comentario:

  1. YO ESTABA POSEÍDA DE LENGUAJE. YO TENÍA MILES DE COSAS PARA DECIR. YO HABÍA CRUZADO UNA CALLE PARA ENCONTRARME CON UNA PARED. YO HABÍA CRUZADO "OCÉANOS DE TIEMPO" PARA OLVIDAR TODO LO QUE ALLÍ HABÍA, EN ESE FRACASO Y EN LA INCAPACIDAD DE NOMBRAR LA COSA. CUANDO LA COSA TUVO NO UN NOMBRE, SINO TAMBIEN UNA ENTIDAD ALLÍ SE TERMINO EL LENGUAJE ARTICULADO. EN POS DE LA UNIVERSALIDAD DEL LENGUAJE...REGRESA OLIVEIRA.

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