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martes, 28 de diciembre de 2010

LOS SUEÑOS DE LA RAZÓN PRODUCEN MONSTRUOS




Miedito.
Nunca son felices los días 28 de diciembre.
Más bien son raritos, tirando a frikis.
Supongo que tendrá que ver con la vez que me rompí las paletas andando en skate y al otro día, era la misa de Egresadas de la Divina Pastora…y yo tenía que sonreír como si tuviese colágeno en la boca, y tenía unas divinas ventanitas….El punto es que despierta con el sabor amargo de quien sueña algo raro, y de esas rarezas que le dan mareos…

Era de noche y yo hablaba por teléfono con Bea. Quedarmos en encontrarnos en la puerta del Comercial 32. Por razones desconocidas, parece ser que yo no llegaba. Poco después, aparezco en mi casa, que en realidad es Carhué con la entrada de la casa de mi madre, y por la ventana la veo estacionar en la puerta. Ella conducía una camioneta marrón clarito, una Land Rover y la manejaba del lado derecho. Se ilumina del lado de adentro. Y baja él, (cuánto hacía que no soñaba con él) y baja con toda su sonrisa, el libro azul en la mano (era el Neuromante) y da un paso, y da dos para atrás…da otro paso, y da dos para atrás…y me mira, me sonríe y me dice: “¿lo querés?”, y yo respondo toda Torrisi: “Obvio” y responde, con un gesto: “Entonces, andá a buscarlo”. Lo arroja como su fuese un búmerang y paralelamente yo subo unas escaleras caracol hacia una terraza (la terraza era como la de Vanilla Sky) y de allí me arrojo hacia abajo. No me caigo en el asfalto, caigo en el techo de un barco. El barco era tipo ferry, una especie de BUQUEBUS. Desde ese techo, veo tres libros en el mar: “Neuromante”, “La Odisea”, y “Rayuela” (que en un acto fallido acabo de escribir –ratuela-). Bea ya no es Bea, sino es Silvina que me espeta en un grito: “Otra vez salvando cosas que se deshilachan”, y yo me arrojo al mar.

Claro que me despierto presa de la impresión. De sensación rara. Constato que estén los libros en la biblioteca para ver si me tengo que ir a arrojar a algún mar…o hago la simple compra en la librería para reponerlo…grrr…y los libros están, y la fea sensación también y la cosa de que algo se deshilacha en el mar. ..y yo estoy más preocupada porque no me puedo borrar la sensación de arrojarme al vacío por tres libros. I need help, analícenme el sueño porque no puedo esperar quince días a mi psico…

1 comentario:

  1. 1) Se deshilacha la relación con ese "primigenio amor", dice la srta. conductora del lado derecho...se me caga de la risa...y encima me dice "cachetazo de realidad"...el mar separa todo...Ajá, constato yo, ajá...con cara de nada frente al monitor...

    2) LA CAMIONETA. JUEGO LINGÜÍSTICO. Y SE MANEJA DE FORMA INVERTIDA...

    3) El libro es arrojado, los libros se deshilachan en el mar y yo me desespero por salvarlos. Los libros son personas que quiero salvar. Los libros (¿deben ser?) parecen ser personas condensadas de forma significativa. Rayuela es el rito de la adolescencia (más claro echale agua); La Odisea (Odiseo- Ulises); Neuromante, el libro que busco desde que lo leí hace cinco años atrás, que ya no se consigue. Feito...sin embargo, recordamos el libro desde los quince porque fue el primer libro que nada...

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