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lunes, 10 de octubre de 2011

Sobre la impostura (gracias a "El rincón de la psicología")




Interesante denominación hace referencia una especie de sentimiento intenso de falsedad o falta de autenticidad relacionado con la percepción de saber que su forma de manejarse es mediante el engaño.

Las personas que sufren este tipo de síndrome a pesar de los logros que puedan obtener continúan manifestando dudas acerca de sus habilidades y consideran que sus capacidades son continuamente sobreestimadas por los demás. Los impostores se esfuerzan para evitar un posible fracaso que “pueda delatarles”.

Estas personas que tienen poca confianza en sí mismos, son volubles y frecuentemente son golpeados por el ansia de desempeño. Incluso en algunos casos el terror de ser descubierto puede llegar a ser paralizante. No obstante, al contrario de lo que podría pensarse, las expectativas sobre su desempeño no producen el conocido efecto de la profecía autocumplida ni disminuye la eficacia de la persona o su empeño en las tareas a largo plazo.

Pero… ¿cuánto hay de cierto en este síndrome?

En el año 2000 psicólogos de la Universidad de Wake Forest se dedicaron a investigar más de cerca las características de estas personas. El estudio develó que las personas con altas puntuaciones en la escala de Síndrome del Impostor se comportaban de manera diversa en predecir su éxito en un test que realizaron con posterioridad para evaluar sus competencias intelectuales y sociales. Estas personas, en público, realizaban previsiones nefastas sobre sus resultados pero en privado, o mediante declaraciones anónimas, juzgaban sus potencialidades de manera mucho más alta. En esencia los investigadores llegaron a la conclusión de que la mayoría de estos presuntos impostores eran simplemente personas hipócritas que adoptan la autodevaluación como una estrategia social pero secretamente son mucho más seguros de lo que confirman ante los demás.

Quizás a la mayoría de los lectores le venga en mente algún amigo o colega de estudios, que antes del examen siempre afirmaba: "no sé nada", "no estoy preparado", "no voy a sacar un buen puntaje"; pero posteriormente obtenía uno de los mejores resultados de la clase.

En fin, que el Síndrome del Impostor, aunque es un trastorno verdadero, también cobija a muchas personas que realmente lo utilizan como una estrategia para disminuir las expectativas de los otros acerca de su desempeño y de paso se hacen pasar por personas humildes. De esta manera, sería más una estrategia de autopresentación que un problema personológico.

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