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lunes, 17 de octubre de 2011

TALKING HEADS



USEMOS LAS PALABRAS COMO CORRESPONDE REALMENTE. LA PALABRA DEL DÍA ES "ACOSO". SE HA USADO EN EL SIGUIENTE CONTEXTO: "Me acosa que llames pidiendo ayuda con la postura de "tenerla re clara". Entonces no necesitas ayuda"

1) Se procede a analizar el verbo "acosar", porque en el fondo no es más que un error de uso de la palabra.
2) Se llama Anacoluto a una alteración o abandono de la construcción gramatical que se viene siguiendo en una oración, para adoptar otra inconsecuente con respecto a la primera. Entonces, si uno acosa está en posición activa ergo, no puede estar "pidiendo ayuda" como se plantea en la oración.
3) Acosar/acos(t)ar. Evidentemente se parecen. Quien tiene la mente con solamente embolia láctica piensa siempre con su prolongación de carne ergo no deberíamos darle margen ni importancia. Pero como justamente he decidido no tener comunicación con psicópatas voy a desasnar un poco a la gente...

Copio directamente el artículo acosar de la enciclopedia Espasa, que nos sitúa perfectamente: "Forzar, perseguir hasta poner en apuro, especialmente a las fieras. // fig. Perseguir y fatigar a alguno, ocasionándole molestias y trabajos. Admite las preposiciones a, con, por y de.

Acosar. Mil. Voz procedente de la caza de montería, que se ha introducido en los vocabularios militares. Significa perseguir con empeño, hostigar, estrechar, apurar al enemigo en retirada.

Acosar. Taurom. Suerte que no se practica más que en el campo. Consiste en meterse un hombre a caballo en medio de una torada o ganadería y perseguir a la res que se desea acosar hasta separarla del resto de la piara; entonces el jinete sigue persiguiéndola, hasta que cansada se para y, si es brava, acomete a su perseguidor, que procura evitar la acometida y guiarla hacia el resto de la torada, persiguiéndola desde muy cerca en la casi seguridad de que ya no vuelve la cara. Para practicar con éxito esta diversión es preciso conocer los instintos de los toros y contar con jacas adiestradas convenientemente. También se practica llevando los vaqueros la torada a un campo tan grande como sea posible, y entonces éstos son los que separan el animal que se quiere acosar, del resto de la piara; en cuanto lo han conseguido, dos o más jinetes, evitando siempre el barullo, la persiguen a todo escape hasta que logran derribarla con las garrochas. Las puyas que se emplean para derribar, sólo deben tener unos 6 mm, y la garrocha 3.50 m de largo, y son menos pesadas que las ordinarias, usadas para picar. Antes era un espectáculo que hacía las delicias de infinidad de aficionados, no obstante sus muchos peligros, y se amenizaba con fiestas suntuosas y opíparos banquetes, pues constituía para los ganaderos uno de los actos más importantes de su industria. En la actualidad, la afición a esta clase de espectáculos se ha perdido bastante, haciéndolo, la mayor parte de las veces, los mismos vaqueros encargados de la custodia de las reses."

Hasta ahí la Espasa. He optado por la transcripción íntegra porque eso nos sirve para saber en qué se empleaba el verbo acosar y su respectivo nombre acoso antes de pasar a construir la figura jurídica del acoso sexual. Eso es todo lo que había. Nos queda de la misma familia el término coso, con el que se nombra la plaza de toros, y antes la calle principal de algunas poblaciones (ej. El Coso, de Zaragoza), así llamada porque se utilizaba para carreras y corridas. Sinónimo del coso en urbanismo es la carrera (ej. la Carrera de San Jerónimo en Madrid). En efecto, viene la palabra coso del antiguo cosso, y éste del latín cursus, que pasa también por corso. Nos quedan también cosetada con el valor de carrera o corrida y el antiguo cosetear con el significado de lidiar animales o luchar en un torneo. En el fondo está pues el verbo curro, cúrrere, cucurri, cursum. El prefijo a, residuo de ad, nos indica dirección, finalidad; es decir "para que corra". Y eso es en principio el acoso: hacer correr para conseguir finalmente la rendición. Recordemos nuestra expresión "acoso y derribo". Esos son los antecedentes, esa es la memoria, esa es la marca que ha dejado en nuestra memoria colectiva el término acoso, una acción de muy alta intensidad.

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